Ayer murió la tía María. Mi relación de parentesco con ella es difícil de explicar, pues se supone que era prima de mi abuelo, pero en los albores del 1900 los parentescos estaban muchas veces definidos por relaciones de amistad más que de sangre.
Ella estuvo siempre ahí, cariñosa y amable. La conocí vieja. Nunca imaginé cómo habrá sido de joven. Recuerdo que siempre me decía cosas halagadoras cuando iba a su casa, que me encontraba linda o simpática, cosas que diría una abuela a su nieta. Y me ofrecía un vasito de Coca-Cola.
Hoy lloré cuando supe la noticia. Los personajes que poblaron mi infancia van desapareciendo. Se van al libro de la memoria. Lloré y pensé en ella, en los que se fueron y en los que se irán. Escuché en mi mente la canción de Pedro Aznar, "Amar y dejar partir". Me quedo con la letra:
Lo que algún día
tuvo comienzo
tendrá fin
somos lluvias
en un río de abril
Todo se marcha
todo nos deja
seguir
es pañuelo que se agita
vivir
Cuando no estés
serás una sed
hebra de luz
en mi ser
tu ser
Cuánto camino
hicieron mis pasos
aquí
hoy soy sólo los abrazos
que di
La arena sabe
amar y dejar partir
quién pudiera
tan liviano
fluir
Cuando no esté
me harás florecer
en tu recuerdo
y seré
seré...