domingo, 13 de diciembre de 2009

Ya hice mi rayita


I
Una nueva jornada de elecciones. En los medios se escuchó, como siempre, la importancia "de cumplir con el deber cívico". Mi candidato era Marco Enríquez Ominami, MEO. Perdió, pero le dio una buena mascada a Frei, el hijo putativo de Bachelet: Le robó un 20% de sus adherentes. Entre esos números, estaba yo.
Hacía calor cuando me metí en la urna. Tomé el voto de presidente, y no pude resistir leer con algo de ironía que aquellos que piden un cambio son los mismos de siempre: Eduardo Frei Ruiz-Tagle, hijo de ex presidente y ex presidente él mismo. Sebastián Piñera Echeñique, emparentado con la crema y nata del país. Y Marquito Enríquez Ominami Gumucio, hijo por partida doble de animales políticos, nieto de varios Gumucio, que desde los 1800 son parte de la fronda política.

II
Pobre Rodrigo Alvarez. Presidente de la Cámara de Diputados, mateo, aplicado, puntual y respetado por sus correligionarios de la derecha y por sus opositores de la Concertación. Ordenado, conciliador, joven. Una promesa.
Su único defecto, a mi parecer, es su fatal parecido a George Constanza, el personaje perdedor de Seinfeld. Nadie puede votar por Constanza sin sentir que está tirando el país a la basura.
El iba de candidato a diputado por el distrito 21, Ñuñoa y Providencia. Le iban a poner de compañero de lista a uno de los revoltosos Monckeberg, pero pidió que se la hicieran fácil. El niño favorito de la UDI consiguió su propósito y le pusieron a Marcela Sabat. Su única gracia era parecer modelo de Miss 17, y ser hija del alcalde de Ñuñoa. En las fotos, vestida de peto amarillo, que hacía juego con su blondo cabello, salía con el "Tío Piñera", en una actitud como de fiesta de primera comunión, abrazada.
No la habían visto ni en pelea de perros, pero todos votaron por ella. Me imagino a una manga de califas pasándose rollos con la rubia, y votándola sólo para verla más seguido en la tele.
Pobre Constanza, tendrá que volver a ponerse la chaqueta café y esas gafas horrendas, y regresar a su papel de eterno secundario, perdedor y chistoso.
III
El próximo 17 de enero, nuevamente a la urna calurosa. Ya no tengo candidato y una inexplicable vacío se apodera de mí. No sé dónde poner la rayita. MEO nos dejó en libertad de acción, señalando que no endosará ni un solo voto y que no apoyará a ninguno de los dos candidatos que quedaron en carrera. Estoy huérfana de presidente. Quiero que vuelva mami Bachelet.


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