domingo, 13 de junio de 2010

Pizarro

Sus compañeros le dicen "El Negro", porque a falta de negros reales, cualquier morochito se considera como tal. Pizarro llamó mi atención desde el primer día, porque a pesar de que estaba callado, imaginé que sería algo así como un buen alumno revoltoso. No sé, creo que fue la combinación de lentes ópticos con peinado a lo Mauricio Pinilla lo que me dio esa impresión.

Pizarro tiene una mamá que lo adora y que nunca falta a las reuniones. Es secretaria y tesorera del curso. Ella me dijo, en la primera reunión por allá por marzo, que su hijo hablaba de mi en casa. "Dijo que usted se parecía a mí, pero era más seria". Entonces, la conexión fue en ambos sentidos.

Hace unos meses, tenían que escribir una carta formal para mi clase. Pizarro me escribió y me dijo que esperaba que les tuviera paciencia porque él creía que íbamos a alcanzar la meta. Me emocionó que por lo menos uno de mis más de 200 estudiantes entendiera el sentido profundo de lo que estaba haciendo yo ahí. Me emocionó y se lo dije. Click de nuevo.

Esta es una de las cosas que extrañaré cuando me vaya. El contacto profundo y humano que a veces se da con alguien a quien no conoces, pero te está entregando su confianza. Estoy segura de que a Pizarro, Ramírez, Escudero, Silva, les irá bien, porque son buenas personas. Solo me queda decírselos por última vez antes de irme.

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